|
Altar, Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe. |
En el año de 1998 el arquitecto y Fraile Benedictino Gabriel
Chávez de la Mora nos invitó a participar en el proyecto de concluir el Santuario
Guadalupano de Zamora, Michoacán, por razones obvias conocido como la
Catedral Inconclusa. Por medio de él entablamos contacto con el Presbítero Raúl Ventura Navarro, Rector del Santuario y colaborador del Patronato Pro Construcción de la Obra Inconclusa A. C., así como con otros miembros del mismo entre ellos el Lic. Arturo Larios Rodriguez y la Sra. Martha Linares Ascencio. La obra se había reiniciado en 1988 cuando el inmueble quedó a cargo del patronato integrándose Fray Gabriel Chávez de la Mora al equipo en Febrero de 1997. Hasta la fecha se ha trabajado prácticamente de manera ininterrumpida durante más de 12 años en diferentes proyectos escultóricos, tanto de carácter artístico, funcional y catequético.
Para nosotros ha sido el proyecto de mayor envergadura al que nos hemos enfrentado, en su duración y en algunos momentos también en las dificultades técnicas.
La primera encomienda era constituir los elementos litúrgicos arquitectónicos del Presbiterio: Altar, Ambón y Sede, iniciándose formalmente el trabajo en Mayo del 2000. Proyecto volumétrico previamente realizado por Fray Gabriel Chávez de la Mora y dado a conocer en el concurso convocado por la Comisión de Arte Sacro de la Arquidiócesis de México para sustituir la sencilla mesa de madera que hasta esa fecha cumplía el propósito de altar en la Catedral Metropolitana; mismo que no fue aprobado. Sin embargo el Patronato Pro Construcción de la Obra
Inconclusa le dio una cordial bienvenida tomando en cuenta la aparente disparidad de estilos entre el
neogótico del edificio y la propuesta modernista del arquitecto Benedictino, siendo en realidad un acertado encuentro.
No era la primera vez en que nos encontrábamos colaborando con Fray Gabriel, existiendo una buena relación en el intercambio de ideas. Bajo su guía en Zamora se hicieron los modelos en madera tamaño natural de los diferentes elementos del presbiterio; cuya idea general eran diferentes combinaciones de cubos, con esta maqueta a escala real, el Patronato comprendía la idea planteada por Fray Gabriel hasta entonces solo en planos. En este punto se entregó el proyecto a los escultores
Guevara para darle vida en bronce; el estudio volumétrico era el inicio, faltaba el planteamiento iconográfico para recubrirlo con una decoración en bajo relieve de la que no había ningún diseño hasta ese momento. Como en ocasiones la premura en tiempo es un factor, con el aval de Fray Gabriel se empezó el modelado del Altar integrándose sobre la marcha el diseño iconográfico, sin embargo sí existía un lineamiento bien establecido que se había elegido :
“El credo de los Apóstoles”. Arturo
Guevara se haría cargo del diseño y realización bajo dos vertientes, introducir el texto del credo en su totalidad en una banda circundante a todos los cubos, y los elementos iconográficos relativos a cada uno de los apóstoles, cada uno representado por uno de los cubos incluyendo a San Pablo y los cuatro Evangelistas dando un total de 15 cubos, más otro correspondiente a Cristo.
Creo en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
y nació de la Virgen María.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
Fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos.
Al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos,
y está sentado a la diestra de Dios Padre.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
la resurrección de los muertos,
y la vida eterna. Amén.
El desarrollo iconográfico tendría su parte de hermetismo como sí se tratara de una catedral medieval, debido a la dificultad de acceso visual y en parte por la necesidad de poder interpretar los símbolos, pues se determinó usar todas las caras disponibles de los cubos. Tanto para leer el credo como los símbolos, es necesario un contacto cercano al altar y escudriñar entre todos los recovecos siguiendo un orden a partir del cubo representativo de Pedro.
|
Desarrollo planimétrico del cubo correspondiente a San Pablo. |
Mientras que la mayor parte de los cubos tienen la proporción de 40cm. por lado, el referente a Cristo es de 60cm., dando un mejor apoyo a la plancha de mármol blanco G
uadiana directo al suelo, desde el punto de vista simbólico Cristo sostiene la piedra del sacrificio donde Él mismo es inmolado; mientras Pedro y Pablo pilares de la Iglesia dan el equilibrio sobre la tierra, nuestra realidad física, siendo los tres puntos de contacto con la piedra. Por una reja en la parte posterior se tiene acceso al interior del cubo central, receptáculo que contiene reliquias colocadas con motivo de la dedicación del Altar. El proyecto requirió de tres meses para el modelado y de un año en el proceso de fundición en bronce a la cera perdida y posterior retocado y cincelado.
|
Proceso de modelado:
1.- Manufactura de las estructuras.
2.- Modelado de los cuerpos geométrico.
3.- Modelado de los bajo relieves. |
|
Proceso de fundición a la cera perdida:
1.- Moldeado en yeso.
2.- Vaciado de los positivos en cera.
3.- Moldeado y quemado de la cera.
4.- Vaciado del bronce. |
En el cubo central se modeló un Cristo
Pantocrátor sedente a partir de un diseño de Fray Gabriel y ejecutado por Jonathán Guevara, en acabado de bronce patinado en oro antiguo; se trata solo de una patina imitando el brillo del material áureo más no lleva ningún recubrimiento de este material. Los otros 15 cubos de bronce fueron plateados. Por la complejidad del diseño volumétrico se trabajó en piezas fundidas por partes y ensambladas en módulos mediante tornillos interiores, características que facilitaron su transportación y montaje. El trabajo de
fundición se realizó con el equipo humano del fundidor Alfredo Rosales Maldonado, Ciudad de México.
|
Cubos terminados correspondientes a
San Pedro y San Mateo. |