martes, 12 de marzo de 2013

Basílica de Guadalupe, México D. F.

  Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe. Cariñosamente se le nombra como la Basílica, el santuario religioso más importante de México, dedicada ex profeso a Santa María de Guadalupe, lugar de resguardo de la tilma de San Juan Diego y meta de innumerables peregrinos desde el siglo XVI.

  Ubicada a las faldas del cerro del Tepeyac, ciudad de México, forma parte de un conjunto arquitectónico de diferentes edificios. A mediados del siglo XX se vio la necesidad de remplazar a la vieja Basílica por un nuevo recinto que pudiera cumplir con las crecientes necesidades, al mismo tiempo de permitir la salvaguarda del antiguo edifico que se encontraba en franco deterioro. Entre 1970 y 1976 se erigió la nueva Basílica, obra de los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez, José Luis Benlliure, Alejandro Schoenhoffer y Fray Gabriel Chávez de la Mora, y con la venia del entonces Abad Guillermo Schulemburg.

  Los escultores Guevara han tenido su participación en ello en cercana colaboración con Fray Gabriel Chávez de la Mora, realizando trabajos escultóricos y objetos litúrgicos. En esta ocasión nos enfocaremos en los primeros.

Capillas Posas.

  En el año de 1998 el Arquitecto Pedro Ramírez Vásquez como parte del Fideicomiso Villa de Guadalupe, encargó la realización de cuatro esculturas en alto relieve fundidas en bronce representando las apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego, para colocarse en los nichos de las Capillas Posas. Los diseños de Jonathán Guevara Ruiseñor sirvieron para el modelado realizado por el artista y su hijo Arturo.

Capilla Posa, 2009.
Inicialmente se colocaron dos en el mismo edificio de la nueva Basílica
 y dos en el extremo Poniente del Atrio, a los lados del carillón,
mirando hacia la Nueva Basílica.
Con la remodelación llevada a cabo para crear la Plaza Mariana,
 fueron reubicadas las dos últimas.

Panorámica del Atrio de América, 2012.
En el extremo izquierdo una de las Capillas Posas, otras dos de encuentran a los extremos del conjunto de entradas
a la nueva Basílica, del lado derecho se aprecia la antigua Basílica y el carillón.


Apariciones al pie de la Tilma.

  Al interior de la nueva Basílica existe un corredor vestibular que da circulación a espaldas del presbiterio y a los pies de la tilma de San Juan Diego. En el mismo existe una banda sin fin que permite un armonioso transitar de la feligresía mientras se acercan a la imagen de la Morenita. Como complemento se proyectaron 5 esculturas en alto relieve representando las cuatro apariciones a Juan Diego y la que se dio a su Tío Bernardino.

El escultor Jonathán Guevara durante el  trabajo de modelado
 de la primera aparición. 
  Durante el año de 2002 con motivo de la canonización de Juan Diego que se efectuó en el mismo recinto el 31 de julio de 2002 por el Papa Juan Pablo II, se realizó el conjunto. Con el trabajo de Fray Gabriel y Jonathán Guevara en el diseño y factura de Jonathán y Arturo Guevara. En un principio se pensó en una patina para el bronce con ciertos visos de policromía, cosas que se realizó, aunque en la actualidad predominan los tonos dorados pulidos que los peregrinos les han ido dando al tocarlas, en especial una donde es frecuente ver a los devotos tomar la mano de San Juan Diego. Este encargo se hizo bajo la Rectoría del Santuario por Monseñor Diego Monroy Ponce, quien había asumido el cargo de Rector en Diciembre del año 2000; con la renuncia del Abad Schulemburg en 1996 dejó de existir el cargo de Abad de la Basílica. La relación de trabajo con Monseñor Monroy se remonta a su presencia como Vicario Episcopal en la V Vicaría Episcopal de San Pedro Apóstol, de la Arquidiócesis de México.


Boceto preliminar y modelado en plastilina  de la primera aparición.

Monseñor Diego Monroy y el escultor Arturo Guevara
en la fundición.


domingo, 3 de marzo de 2013

Zamora, Michoacán. Altar. Santuario Diocesano.

Altar, Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe.
En el año de 1998 el arquitecto y Fraile Benedictino Gabriel Chávez de la Mora nos invitó a participar en el proyecto de concluir el Santuario Guadalupano de Zamora, Michoacán, por razones obvias conocido como la Catedral Inconclusa. Por medio de él entablamos contacto con el Presbítero Raúl Ventura Navarro, Rector del Santuario y colaborador del Patronato Pro Construcción de la Obra Inconclusa A. C., así como con otros miembros del mismo entre ellos el Lic. Arturo Larios Rodriguez y la Sra. Martha Linares Ascencio. La obra se había reiniciado en 1988 cuando el inmueble quedó a cargo del patronato integrándose Fray Gabriel Chávez de la Mora al equipo en Febrero de 1997. Hasta la fecha se ha trabajado prácticamente de manera ininterrumpida durante más de 12 años en diferentes proyectos escultóricos, tanto de carácter artístico, funcional y catequético.

Para nosotros ha sido el proyecto de mayor envergadura al que nos hemos enfrentado, en su duración y en algunos momentos también en las dificultades técnicas.
La primera encomienda era constituir los elementos litúrgicos arquitectónicos del Presbiterio: Altar, Ambón y Sede, iniciándose formalmente el trabajo en Mayo del 2000. Proyecto volumétrico previamente realizado por Fray Gabriel Chávez de la Mora y dado a conocer en el concurso convocado por la Comisión de Arte Sacro de la Arquidiócesis de México para sustituir la sencilla mesa de madera que hasta esa fecha cumplía el propósito de altar en la Catedral Metropolitana; mismo que no fue aprobado. Sin embargo el Patronato Pro Construcción de la Obra Inconclusa  le dio una cordial bienvenida tomando en cuenta la aparente disparidad de estilos entre el neogótico del edificio y la propuesta modernista del arquitecto Benedictino, siendo en realidad un acertado encuentro.

No era la primera vez en que nos encontrábamos colaborando con Fray Gabriel, existiendo una buena relación en el intercambio de ideas. Bajo su guía en Zamora se hicieron los modelos en madera tamaño natural de los diferentes elementos del presbiterio; cuya idea general eran diferentes combinaciones de cubos, con esta maqueta a escala real, el Patronato comprendía la idea planteada por Fray Gabriel hasta entonces solo en planos. En este punto se entregó el proyecto a los escultores Guevara para darle vida en bronce; el estudio volumétrico era el inicio, faltaba el planteamiento iconográfico  para recubrirlo con una decoración en bajo relieve de la que no había ningún diseño hasta ese momento. Como en ocasiones la premura en tiempo es un factor,  con el aval de Fray Gabriel se empezó el modelado del Altar integrándose sobre la marcha el diseño iconográfico, sin embargo sí existía un lineamiento bien establecido que se había elegido :“El credo de los Apóstoles”. Arturo Guevara se haría cargo del diseño y realización bajo dos vertientes, introducir el texto del credo en su totalidad en una banda circundante a todos los cubos, y los elementos iconográficos relativos a cada uno de los apóstoles, cada uno representado por uno de los cubos incluyendo a San Pablo y los cuatro Evangelistas dando un total de 15 cubos, más otro correspondiente a  Cristo.

Creo en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
y nació de la Virgen María.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
Fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos.
Al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos,
y está sentado a la diestra de Dios Padre.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
la resurrección de los muertos,
y la vida eterna. Amén.


El desarrollo iconográfico tendría su parte de hermetismo como sí se tratara de una catedral medieval, debido a la dificultad de acceso visual y en parte por la necesidad de poder interpretar los símbolos, pues se determinó usar todas las caras disponibles de los cubos. Tanto para  leer el credo como los símbolos, es necesario un contacto cercano al altar y escudriñar entre todos los recovecos siguiendo un orden a partir del cubo representativo de Pedro.

Desarrollo planimétrico del cubo correspondiente a San Pablo.
Mientras que la mayor parte de los cubos tienen la proporción de 40cm. por lado, el referente a Cristo es de 60cm., dando un mejor apoyo a la plancha de mármol blanco Guadiana directo al suelo, desde el punto de vista simbólico Cristo sostiene la piedra del sacrificio donde Él mismo es inmolado; mientras Pedro y Pablo pilares de la Iglesia dan el equilibrio sobre la tierra, nuestra realidad física, siendo los tres puntos de contacto con la piedra. Por una reja en la parte posterior se tiene acceso al interior del cubo central, receptáculo que contiene reliquias colocadas con motivo de la dedicación del Altar. El proyecto requirió de tres meses para el modelado y de un año en el proceso de fundición en bronce a la cera perdida  y posterior retocado y cincelado.

Proceso de modelado:
1.- Manufactura de las estructuras.
2.- Modelado de los cuerpos geométrico.
3.- Modelado de los bajo relieves.

Proceso de fundición a la cera perdida:
1.- Moldeado en yeso.
2.- Vaciado de los positivos en cera.
3.- Moldeado y quemado de la cera.
4.- Vaciado del bronce.
En el cubo central se modeló un Cristo Pantocrátor sedente a partir de un diseño de Fray Gabriel y ejecutado por Jonathán Guevara, en acabado de bronce patinado en oro antiguo; se trata solo de una patina imitando el brillo del material áureo más no lleva ningún recubrimiento de este material. Los otros 15 cubos de bronce fueron plateados. Por la complejidad del diseño volumétrico se trabajó en piezas fundidas por partes y ensambladas en módulos mediante tornillos interiores, características que facilitaron su transportación y montaje. El trabajo de fundición se realizó con el equipo humano del fundidor Alfredo Rosales Maldonado, Ciudad de México.

Cubos terminados correspondientes a
San Pedro y San Mateo.